miércoles, 28 de diciembre de 2016

Mal de luna

Si al nacer, cubierta del barro de otra vida, de las escamas de otro tiempo casi arrancadas del lomo, hubiera sabido que la ciudad me persigue. Que llevo alrededor del cuello las cadenas de bruma que me ahogan una vez al año, cuando cae toda la arena. Quiero saber qué fotografías, a quién escribes, cuántos días de diciembre has pensado en mí. Quiero ver cómo tu boca compone negaciones francesas con las comisuras retorcidas, quiero ver cómo traspasas mis pechos y mi piel y mi carne y mis costillas con esos ojos que carbonizan cachorros y cómo te deleitas ante la contemplación de lo enfermo. 
Si al nacer hubiera sabido que las marcas engendradas en el vientre materno son marcas de por vida. Si hubiera sabido que construir sobre las ruinas es aullar a la luna arqueológica para que desvele por las noches la tinta invisible. Si hubiera sabido cuántos por qués hay enterrados en los templos.