jueves, 29 de enero de 2015

Deshabitada




desentrañar.
1. tr. Sacar, arrancar las entrañas.
2. tr. Averiguar, penetrar lo más dificultoso y recóndito de una materia.
3. prnl. Dicho de una persona: Desapropiarse de cuanto tiene, dándoselo a otra en prueba de amor y cariño.


No me falta ningún dedo. Todos se cierran, hambrientos, para tocar la palma con la uña. Manos frías, pequeñas y desnudas. El viento cortante las ha vuelto insensibles y, cuando las froto una contra la otra, la fricción parece ser ajena a ellas y quemarlas. 

Lo cierto es que tratan de asir algo, algo suyo. No están manchadas de ningún humor humano, y tal vez por ello parecen manos muertas de miedo. 

Si las olvido, encuentro mi cuerpo abierto como una sonrisa diabólica. Todos los regalos que te hice son ausencias ahí dentro. Peso tan poco que podría llevárseme el viento invernal...



"No hay más corona de
espinas que los recuerdos
que se clavan en la carne
y hacen aullar como
aullaban
en el Gólgota los dos ladrones."

Leopoldo María Panero












[fuente de la imagen: tumblr]




sábado, 17 de enero de 2015

Me he quedado aquí después de salir corriendo.

I shut my eyes and all the world drops dead;
I lift my lids and all is born again.
(I think I made you up inside my head.)

The stars go waltzing out in blue and red,
And arbitrary blackness gallops in:
I shut my eyes and all the world drops dead.

I dreamed that you bewitched me into bed
And sung me moon-struck, kissed me quite insane.
(I think I made you up inside my head.)

God topples from the sky, hell's fires fade:
Exit seraphim and Satan's men:
I shut my eyes and all the world drops dead.

I fancied you'd return the way you said,
But I grow old and I forget your name.
(I think I made you up inside my head.)

I should have loved a thunderbird instead;
At least when spring comes they roar back again.
I shut my eyes and all the world drops dead.
(I think I made you up inside my head.)” 
― Sylvia Plath
Me he quedado aquí después de salir corriendo.
¿Y para qué salí corriendo? Si ahora no soy capaz de avanzar un paso sin sentir el crac crac crac de mis rodillas destinadas al desguace, crac crac crac como una canción robótica, el son de un cuerpo que ha olvidado que hay que moverse para poder escapar cuando huele peligro. ¿Para qué, para qué corrí si ahora he hecho madriguera de esta cueva fría? 
He pasado tantos días sola que a veces olvido cómo se le habla a un amigo, cómo se abraza a un amigo, cómo se le acaricia para espantar los demonios. Los ecos que vienen de fuera podrían ser suyos o del mismo viento. Mi gente podría estar llamándome, a quien se encerró en el cascarón. A mí. 
Pero ya poco queda, porque estoy olvidando. Mi cerebro erosiona la aspereza de mis recuerdos, despacio, brisas engañosas del presente. Voy perdiendo pedazos, piezas que alimentan un vertedero donde ya no podré encontrarlas nunca más. A veces olvido incluso el significado de su último mensaje. ¿Cómo puedo? ¿Y por qué no me siento más feliz, por qué el abismo se me antoja más profundo? Yo pedía esto. Yo quería esto. Rezaba como rezan los incrédulos, y ahora que ocurre, ¿por qué no lo deseo más? 
Hace poco llegó un canto conocido y vi mi muerte, vi mi corazón (mi chatarra) desbocándose y haciéndose piezas sueltas y cayendo con un estruendo metálico sobre mis pulmones rápidos, rápidos, rápidos, y hay quien diría que estoy enferma. ¿Estoy enferma? ¿Enfermo por olvidar? ¿Por el cuerpo que recuerda el daño pero no por qué, nunca por qué? Por el cuerpo sabio, por las piezas que quedan. 
No funciono bien. No encajo en mí misma. Olvido, pero no correctamente. Invento los engranajes que no son, que no van ahí.
Y siento que regresa, pero no regresa. No lo hará. Cierro los ojos y siento como antes, un mundo inmenso y negro, pero ya no recuerdo. No sé cómo se le habla a un amigo, no sé cómo se susurra a las espadas para que regresen. No sé cómo llamar a los azulejos para que vuelvan a la jaula, no sé cantar en su idioma. Lo he olvidado. Lo he olvidado todo.
Ayer un hombre me enseñó ilusionado su poema de niño y le dije que no pusiera trampas. Y me marché.

miércoles, 7 de enero de 2015

Días rítmicos

Mil caras en este espejo, todas ellas incólumes.
Mil especias flotando como arena viva
que hace huracán en los huesos de mi tobillo;
se cuela la brisa por mi oído y hace tantas
miles de flautas de pan.
Un nuevo firmamento pardo se pliega
para caber en mis manos huecas.
Todos mis rostros tienen la misma
mueca de conformidad. Lagrimean
dulce y picante y amargo,
y saltan de mí como si no fueran míos.
El cráter en mi brazo es la vacuna
para sobrevivir ilesa a los días
de corazones prefabricados.

sábado, 3 de enero de 2015

Bala sorda

Este año me he arriesgado a dejar la jaula abierta sin crujidos y un colibrí ha decidido quedarse durante las semanas de invierno. No sé si tendrá compañía. Está solo, y sus alas baten haciendo cosquillas sobre mi carne irritada, sobre mis huesos en reconstrucción. Duele un poco. Lo suficiente. Lo soportable.
Una bandada de cisnes estuvo de paso el otro día al alba; dejaron sus plumas y se fueron. El colibrí permaneció junto a mi corazón, entre mis pulmones, asustado y curioso, escondiéndose tanto que a veces olvidaba su diminuta presencia. Luego, cuando partieron en desbandada, emergió de su refugio para seguir revoloteando a sus anchas. No se va, aunque la jaula esté abierta.
Me he calzado zapatos viejos para caminos nuevos. He metido en una caja los diamantes mal pulidos y el saco de especias aún a medio llenar. He rescatado papel de carta de un cajón y he recibido una postal de una vieja amiga. La chica de las fieras me ha contado que hay esperanza, pero aún no sé qué debo hacer.
Amanece. Al final de mi calle se alza el monte de siempre, aunque hoy la luz es distinta y no hay nubes flotando plácidas en torno a su cumbre, como los buitres que hace tiempo me han dejado. Los rayos de sol no parecen querer traspasar los cuerpos, nítidos entre las cortinas, descubriendo miles de motas de polvo en pleno vuelo. Parece que estoy a salvo. Que el colibrí duerme. Que esta vez ningún cuervo va a interrumpir la alborada.