Me he quedado aquí después de salir corriendo.I shut my eyes and all the world drops dead;I lift my lids and all is born again.(I think I made you up inside my head.)The stars go waltzing out in blue and red,And arbitrary blackness gallops in:I shut my eyes and all the world drops dead.I dreamed that you bewitched me into bedAnd sung me moon-struck, kissed me quite insane.(I think I made you up inside my head.)God topples from the sky, hell's fires fade:Exit seraphim and Satan's men:I shut my eyes and all the world drops dead.I fancied you'd return the way you said,But I grow old and I forget your name.(I think I made you up inside my head.)I should have loved a thunderbird instead;At least when spring comes they roar back again.I shut my eyes and all the world drops dead.(I think I made you up inside my head.)”― Sylvia Plath
¿Y para qué salí corriendo? Si ahora no soy capaz de avanzar un paso sin sentir el crac crac crac de mis rodillas destinadas al desguace, crac crac crac como una canción robótica, el son de un cuerpo que ha olvidado que hay que moverse para poder escapar cuando huele peligro. ¿Para qué, para qué corrí si ahora he hecho madriguera de esta cueva fría?
He pasado tantos días sola que a veces olvido cómo se le habla a un amigo, cómo se abraza a un amigo, cómo se le acaricia para espantar los demonios. Los ecos que vienen de fuera podrían ser suyos o del mismo viento. Mi gente podría estar llamándome, a quien se encerró en el cascarón. A mí.
Pero ya poco queda, porque estoy olvidando. Mi cerebro erosiona la aspereza de mis recuerdos, despacio, brisas engañosas del presente. Voy perdiendo pedazos, piezas que alimentan un vertedero donde ya no podré encontrarlas nunca más. A veces olvido incluso el significado de su último mensaje. ¿Cómo puedo? ¿Y por qué no me siento más feliz, por qué el abismo se me antoja más profundo? Yo pedía esto. Yo quería esto. Rezaba como rezan los incrédulos, y ahora que ocurre, ¿por qué no lo deseo más?
Hace poco llegó un canto conocido y vi mi muerte, vi mi corazón (mi chatarra) desbocándose y haciéndose piezas sueltas y cayendo con un estruendo metálico sobre mis pulmones rápidos, rápidos, rápidos, y hay quien diría que estoy enferma. ¿Estoy enferma? ¿Enfermo por olvidar? ¿Por el cuerpo que recuerda el daño pero no por qué, nunca por qué? Por el cuerpo sabio, por las piezas que quedan.
No funciono bien. No encajo en mí misma. Olvido, pero no correctamente. Invento los engranajes que no son, que no van ahí.
Y siento que regresa, pero no regresa. No lo hará. Cierro los ojos y siento como antes, un mundo inmenso y negro, pero ya no recuerdo. No sé cómo se le habla a un amigo, no sé cómo se susurra a las espadas para que regresen. No sé cómo llamar a los azulejos para que vuelvan a la jaula, no sé cantar en su idioma. Lo he olvidado. Lo he olvidado todo.
Ayer un hombre me enseñó ilusionado su poema de niño y le dije que no pusiera trampas. Y me marché.
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