miércoles, 9 de julio de 2014

Sé que a veces escribo sólo por si puedes verlo, aunque sea en papel arrugado, a oscuras, con letra ilegible. Sé que lo hago, y sé que te busco en las noches, en lo más profundo de la madriguera de las estrellas. Y retuerzo entre los dedos esa no despedida, ese nudo de telarañas que me tragué y nunca pude escupir sin sangre. Sé que tengo tanto miedo a tus manos y sus grilletes como al vaho del próximo invierno. Lo sé y a veces no me importa tanto. Aún te intuyo agonizante al otro lado del río, fotografiando las hormigas que reptan bajo el puente de hierro. Y veo cómo dentro te hierven el caos y la locura, y sé que jamás volveré a sumergirme en ellos.
Sé cómo suena tu altiva carcajada. Se parece un poco a tus besos.